¡No te faltarán planes que hacer en Estambul! Empezó siendo una ciudad griega llamada Bizancio y en el siglo V llegó a ser la ciudad más grande del mundo. Entonces era la capital del Imperio Bizantino, bajo el nombre de Constantinopla. Más tarde, pasó a ser la capital del Imperio Otomano hasta que la bautizaron con su denominación actual en 1930.
Las calles del centro están cargaditas de lugares históricos interesantes que ver en Estambul. Por eso, la ciudad es considerada Patrimonio de la Humanidad y una parada obligatoria al viajar a Turquía. Más allá de su fascinante pasado, actualmente sigue siendo una ciudad multicultural y vibrante. ¡Siempre encontrarás mucho ambiente y planes que hacer en Estambul!
Te contamos las mejores cosas que ver y hacer en Estambul para que disfrutes al máximo tu viaje. Al final de este artículo encontrarás un mapa con todos los lugares mencionados para que te resulte más fácil planificar tu viaje También te contamos todas las opciones de transporte para llegar del aeropuerto de Estambul al centro de la ciudad.
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Esta imponente construcción es la muestra perfecta de la historia tumultuosa de la ciudad. Santa Sofía se inauguró en el año 537 y fue originalmente la basílica ortodoxa más importante del Imperio Bizantino. Cuando cayó a manos del Imperio Otomano en 1453 fue reconvertida en una mezquita hasta que en 1930 dejó de tener uso religioso para convertirse en un museo por su indudable valor histórico y artístico. Sus mosaicos con imágenes cristianas, columnas de mármol y su enorme cúpula son impresionantes. En 2020, Santa Sofía volvió a convertirse en una mezquita.
La entrada es gratuita. Lo mejor para hacer mucho rato de cola es visitarla a primera hora cuando abren a las 9h o una vez anochece, cuando bajan las multitudes. También es aconsejable que las mujeres lleven su propio pañuelo para cubrirse la cabeza porque sino hay que comprarlo. Más que el precio simbólico de 20 liras (1€), molesta tener que hacer otra cola en la caseta donde los venden.
Se llama oficialmente mezquita del Sultán Ahmed, ya que fue él quien mandó construirla en el año 1609. De hecho, también da nombre al barrio más céntrico de la ciudad. Desde que se inauguró en 1617 ha sido la mezquita más importante que ver en Estambul. Aunque su tamaño impresiona por fuera, lo mejor está dentro. Más de 20.000 azulejos de color azul adornan la cúpula y le dan el apodo al lugar. También hay imponentes lámparas de araña colgando del techo y vidrieras que dejan pasar la luz de una forma preciosa.
A la hora de visitarla, es importante tener en cuenta que cierran durante los periodos de oración. Las horas específicas varían ligeramente a lo largo del año, pero suelen cerrar dos horas al mediodía y una hora por la tarde. En cualquier caso, puedes ver los horarios del día en los letreros de la entrada. La visita es gratuita.
Lo mejor es llegar cuando abren a las 8:30h para evitar largas colas y multitudes (como en todas las visitas más turísticas que hacer en Estambul). Al contrario que Santa Sofía, en la Mezquita Azul prestan pañuelos gratis para que las mujeres se cubran el pelo en la entrada.
Visitar el palacio de Topkapi es la mejor forma para hacerte la idea del poder de los sultanes durante la época de esplendor de la antigua Constantinopla. Desde allí dirigieron el Imperio Otomano desde el siglo XV al XIX. Sus cuatro patios albergan edificios increíbles donde hacían vida los más poderosos. Puedes ver cantidad de salas opulentas con decoraciones increíbles, así como objetos de la vida cotidiana de entonces. Además, desde los jardines hay unas vistas geniales del Bósforo. ¡Una visita imprescindible que hacer en Estambul!
Si lo visitas por tu cuenta, planea por lo menos 4 horas para visitar tranquilamente todas las zonas del palacio y el harén. Es un recinto bastante grande y merece la pena tomárselo con calma para ver todos los espacios. También puedes reservar un tour guiado gratis en español para descubrir a fondo la historia y curiosidades del palacio.
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Ten en cuenta que la entrada al palacio no está incluida en el free tour. Tanto si vas con guía como por tu cuenta, recomendamos comprar la entrada completa por 420 liras (unos 23€) que da acceso a las impresionantes salas y jardines de Topkapi, además del harén donde vivían los sultanes con sus familias y la iglesia ortodoxa de Santa Irene. Todos estos lugares merecen una visita. Ten en cuenta que cierran todos los martes.
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Incluye acceso sin colas en taquillas en todos los espacios del palacio de Topkapi, Aya Irene, la torre de Gálata y los principales museos de la ciudad.
A tocar del palacio de Topkapi encontrarás otro lugar cargadito de historia. Hablamos del Museo Arqueológico de Estambul, donde se pueden contemplar miles de piezas excepcionales. Entre ellos sarcófagos, arte oriental, restos arqueológicos egipcios, piezas de cerámica y joyas. Curiosamente, fue el primer museo inaugurado en Turquía en 1891. La entrada cuesta 100 liras (unos 5€) y está incluida en el Museum Pass.
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¿Sabías que el Gran Bazar es uno de los mercados cubierto más grandes del mundo? Con más de 3600 tiendas distribuidas en 64 calles, podrías pasar días para explorarlo entero. Allí encontrarás prácticamente de todo: souvenirs, alfombras, lámparas, cerámica, ropa, calzado, joyería… Sin importar lo que quieras comprar, tendrás que poner en práctica tus habilidades de regateo. Los vendedores empezarán ofreciéndote un precio muchísimo más alto de lo que están dispuestos a aceptar.
No es tan grande como el Gran Bazar, pero es otra parada imprescindible que hacer en Estambul para comprar. En el Bazar de las Especias encontrarás principalmente paradas de comida: todo tipo de tés, especias, dulces turcos, fruta seca, quesos… Está genial para tener un trocito de Turquía en un cocina cuando vuelvas a casa. Los vendedores suelen ser muy amables y te dejan probar los productos.
Prepárate para cuidar muy bien a tu estómago durante tu visita a Estambul. Los platos típicos de Turquía son una auténtica delicia: los famosos kebabs, ricos estofados con carne y verduras, pan turco con hummus… Tampoco podemos olvidar las bebidas más populares: el té, el café hecho con grano muy molido hasta quedar espeso y el ayran, un refresco turco a base de agua y yogur.
Si eres amante del dulce todavía disfrutarás más. La pastelería turca es conocida mundialmente, en especial las baklavas a base de pistacho y miel. Junto al té, siempre sirven delicias turcas, un dulce gelatinoso hecho con azúcar y aromatizado con diversos sabores. Se podrían considerar las gominolas de allí. En definitiva, hacen todo tipo de dulces generalmente con frutos secos, ¡a cuál más rico!
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¿Quién diría que un depósito de agua podía ser tan bello? Se construyó en el subterráneo de una antigua basílica en el año 532. El emperador bizantino de la época temía que algún ataque destruyera los acueductos y quiso asegurarse el abastecimiento de agua. La enorme sala tiene 336 columnas de diversos estilos, ya que se reutilizaron de otras construcciones. Las más famosas son sin duda las soportadas por cabezas de Medusa al revés y de lado. Todavía sigue siendo un misterio cómo acabaron allí esas piezas.
La arquitectura por si sola es impresionante, pero está realzada con un juego de luces y esculturas. Pasear entre las columnas con luz tenue, música suave de fondo y oyendo caer gotas de agua es una experiencia brutal. Es difícil hacer justicia a este lugar con una simple descripción y una fotografía. El llamado “palacio sumergido” es verdaderamente uno de los sitios más increíbles que ver en Estambul, ¡no te lo pierdas por nada del mundo!
La entrada cuesta 190 liras (unos 10€). Abren a las 9h, pero conviene hacer cola sobre las 8:45h para ser de los primeros en entrar y disfrutar del lugar con total tranquilidad. Dada la naturaleza del lugar, pierde mucho si está llena de gente.
Lo que parece una gran plaza en el corazón de Estambul es en realidad un antiguo hipódromo romano. Allí se celebraban carreras de carros, circos y otros eventos públicos hace alrededor de 2.000 años. En el centro se alza un obelisco egipcio para conmemorar una victoria militar. Otro recordatorio más de la historia tan rica de la ciudad.
En un lateral del hipódromo está el Museo de Arte Turco e Islámico en un antiguo palacio del siglo XVI. Dentro hay miles de objetos representativos de Turquía y Medio Oriente: una de las mejores colecciones de alfombras del mundo, piezas de madera tallada, diferentes versiones históricas del Corán, sarcófagos, restos arqueológicos, cerámica… Muy interesante si te interesa la historia y el arte. La entrada cuesta 100 liras (unos 5€) y está incluida en el Museum Pass.
La Torre de Gálata es otra construcción histórica que visitar en Estambul, además de uno de los mejores miradores de la ciudad gracias a sus 63 metros de altura. Se alzó en 1438 para vigilar la ciudad y poderla defender, aunque más tarde se convirtió en una prisión. Ahora ofrece una vista panorámica 360º preciosa desde arriba, ideal para sacar fotos de postal.
La entrada cuesta 175 liras (unos 10€) y está incluida en el Museum Pass. Hay ascensor para subir
Si te apetece ir de compras, es una parada esencial que hacer en Estambul Allí hay marcas internacionales como Zara o H&M. De la avenida Istiklal salen varias galerías comerciales con todo tipo de tiendas y cafeterías. No deberías perderte el llamado Pasaje de las Flores, una galería que se podría considerar un trocito de París en Estambul por su preciosa arquitectura y la decoración con plantas.
Otro gran atractivo de esta calle es el histórico tranvía de color rojo que la recorre de una punta a otra. La ruta empezó en 1856 con carruajes tirados por caballos y más tarde se modernizaron. Hoy en día es todo un icono de Estambul para los más nostálgicos, al estilo de los tranvías históricos de San Francisco o Lisboa.
En un extremo de la avenida comercial Istiklal encontrarás el corazón de la zona moderna de la ciudad. Hablamos de la plaza Taksim, un lugar de reunión donde se celebran la mayoría de actos de celebración o reivindicación. Sus alrededores están llenos de tiendas, restaurantes, bares y hoteles. Hay gente a todas horas y es uno de los sitios más bulliciosos de Estambul. Allí se encuentra la estación central de metro y, hasta el siglo XVIII, era el centro de distribución de agua de la ciudad.
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Los baños turcos o hammam son un lugar perfecto para relajarte durante tu viaje. Durante el siglo XVIII había más de 200 por toda la ciudad, que servían como espacios para limpiar el cuerpo y socializar. Aunque muchos han desaparecido, todavía puedes disfrutar de la experiencia de este tipo de saunas extremadamente húmedas. La arquitectura de algunos baños turcos es impresionante: tienen una sala circular con una cúpula agujereada que filtra la luz y elegantes columnas de mármol. Son especialmente bonitos Hürrem Sultan Hamami, Cagaloglu y Kilic Ali Pasa.
La gran mayoría de hammam tienen zonas separadas para hombres y mujeres para poder ir prácticamente desnudo. Al entrar, te dejarán relajarte un rato sentado sobre el mármol en la sala húmeda. Tras haber sudado, tu terapeuta te exfoliará todo el cuerpo y te lavará. Algunos paquetes también incluyen masajes relajantes al final. Ir a un baño turco es un planazo relajante que hacer en Estambul para terminar un día de turismo. ¡Después dormirás como un bebé!
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¿Te apetece navegar entre dos continentes? Disfrutar de un crucero por el Bósforo es algo muy recomendable que hacer en Estambul. De hecho, nos parece una de las mejores excursiones desde Estambul sin necesidad de irse demasiado lejos. Este estrecho conecta el mar Negro con el mar de Mármara, y a su vez separa los barrios europeos de la ciudad de los asiáticos. Dando un paseo tranquilo podrás contemplar mezquitas, palacios, antiguas torres y los puentes que conectan Europa con Asia. Estambul es una ciudad súper fotogénica y las panorámicas desde el agua son increíbles.
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Si todavía quieres un paseo más especial, puedes reservar un crucero al atardecer con aperitivos típicos turcos o un crucero con cena y espectáculo para ver la ciudad iluminada de noche.
Es algo inevitable que hacer en Estambul. Sea a pie o en tranvía, tendrás que cruzar este puente para desplazarte entre la península donde se encuentra el centro histórico y la zona más moderna de la ciudad. Te recomendamos pasear tranquilamente disfrutando las vistas. El puente es uno de los mejores miradores de Estambul, especialmente al atardecer. Como curiosidad, suele haber muchas personas pescando desde el puente y sus alrededores. ¡Nunca hubiéramos pensado que en el Cuerno de Oro sería un buen lugar de pesca!
La pequeña isla con un torre junto al lado asiático de Estambul tiene una amarga historia detrás. Dice la leyenda que el sultán mandó construir esta torre para encerrar a su hija y protegerla. Y es que la profecía decía que una serpiente la iba a morder, acabando con su vida. Cuando el sultán la visitó el día de su 18 cumpleaños, una serpiente se había colado en una cesta con fruta y la profecía que tanto temía acabó siendo realidad. ¿Moraleja No te quedes encerrado en el centro histórico de Estambul, toma un barco hasta esta islita y disfruta las vistas
Algo inevitable que hacer en Estambul es enamorarse de unos cuantos gatitos callejeros cada día. Son parte de la vida de la ciudad y los verás por todos lados: paseando por las calles, en terrazas de restaurantes e incluso dentro de algunas tiendas.
Aunque vivan en la calle, los comerciantes y residentes los alimentan e incluso les construyen casetas para que estén más a gusto. Por eso, la mayoría de gatos están acostumbrados al contacto humano y agradecerán que te pares a acariciarles. ¡Son adorables y dan ganas de llevárselos a casa!
La mezquita de Suleiman acompaña a Santa Sofía y la Mezquita Azul como principales construcciones del skyline de Estambul. ¡Su cúpula principal mide 53 metros de altura! Puedes contemplarla de cerca desde alguna terraza cercana. Aquí van algunas cafeterías y restaurantes con unas bonitas vistas a la mezquita, los tejados de la ciudad y el Cuerno de Oro (con su ubicación enlazada):
Aunque esté alejado del centro de Estambul, vale la pena visitar el barrio residencial de Ortaköy. Allí hay muchísimas tiendas pequeñas porque históricamente su puerto ha sido muy importante a nivel comercial. Pero sin duda, la estrella es la mezquita junto al agua construida en la etapa final del Imperio Otomano. Es especialmente bonita cuando cae el sol y se empieza a iluminar mientras el cielo se tiñe de mil colores
En 1856 el sultán se trasladó desde el palacio de Topkapi hasta el recién construido palacio de Dolmabahçe. Su mezcla de estilos barroco, rococó y neoclásico con un toque de decoración otomana es realmente sorprendente, así como sus enormes dimensiones. Merece la pena visitar sus salones llenos de cristales y oro a la orilla del Bósforo.
Se encuentra un poco más lejos del centro de la ciudad, pero puedes llegar fácilmente en tranvía bajando en la estación Kabatas. La entrada a todos los espacios y exposiciones del palacio de Dolmabahçe cuesta 300 liras (unos 16€). Está cerrado los lunes.
Si quieres conocer a fondo la historia del palacio, así como toda esa zona de la ciudad, te recomendamos hacer un tour con guía en español que empieza en la mezquita de Suleiman. Te llevará hasta el palacio Dolmabahçe y el barrio de Ortaköy con su impresionante mezquita.
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Aunque hoy en día la mayoría de población es musulmana, Estambul sigue siendo una ciudad con muchísima diversidad cultural y religiosa. Puedes comprobarlo especialmente en los antiguos barrios que acogieron durante siglos a una de las mayores comunidades judías del mundo. El mejor ejemplo es Balat, un distrito residencial con potencial para convertirse en la próxima zona de moda de la ciudad.
Sus casas de colores son la parte más llamativa gracias a su popularidad en Instagram. Pero si te pierdes por las calles de Balat encontrarás el contraste de edificios prácticamente ruinosos con nuevas cafeterías decoradas con mucho gusto para atraer turistas, arte urbano y algunas tiendecitas de artesanías muy bonitas. Balat está un poco alejado del centro histórico, pero te recomendamos ir dando un paseo de una hora aproximadamente para ver los contrastes de barrios nada turísticos y conocer otra cara de Estambul. También puedes llegar en autobús.
Este antiguo monasterio reconvertido en iglesia tiene más de 1000 años de historia (sin contar construcciones anteriores). ¡Su decoración te dejará boquiabierto! Sus frescos y mosaicos dorados de un artista desconocido del siglo XIV decoran las paredes y cúpulas.
Aunque actualmente el espacio se usa como mezquita, se conserva el arte típico de las iglesias ortodoxas griegas de la era bizantina de Estambul. Como en todas las mezquitas, la entrada es gratuita pero hay que evitar las horas de oración.
El palacio de Beylerbeyi fue el último en ser construido en Estambul en el siglo XIX. Aunque no tiene tanta fama como Topkapi o Dolmabahçe, merece la pena visitarlo por su historia. Se usaba como residencia de verano del sultán y su familia, así como lugar de reunión con los visitantes más importantes. Desde allí, el último sultán vivió la caída del Imperio Otomano.
Su interior tiene una decoración opulenta con suelos de mármol, muebles de madera tallada originarios de diversas partes del mundo, candelabros con delicados cristales y alfombras lujosas. La entrada al palacio Beylerbeyi cuesta 90 liras (5€) y está cerrado los lunes.
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Antes de llamarse Estambul, se llamó Constantinopla en honor al emperador Constantino el Grande. Y todavía quedan restos de las históricas murallas que se alzaron en el año 328 para proteger la ciudad. De hecho, se conservan varios kilómetros y resulta impactante poder pasear tan cerca de esa parte de la historia.
¿Imaginas estar conduciendo por el centro de Estambul y encontrarte con un gran acueducto del siglo IV? ¡Pues eso les pasa a diario a un montón de conductores! El Imperio Romano destacó en la construcción de acueductos y dejó huella en la antigua Constantinopla con el acueducto de Valente. Ahora, está integrado en la vida moderna de Estambul atravesado por una carretera en el barrio de Fatih.
Presenciar decenas de hombres girando sobre si mismos sin parar es algo sorprendente que hacer en Estambul. Esta ceremonia es típica de la cofradía religiosa de los Derviches. Para ellos, esta danza tan curiosa es un viaje espiritual que permite que el alma ascienda hasta la perfección. Este show con música en directo es un planazo para conocer mejor la cultura turca.
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Si prefieres ver más variedad de danzas, puedes ir a un espectáculo con danzas típicas de diversas regiones turcas y otros países de alrededor, además de danza del vientre masculina y femenina. Todo ello con música en directo.
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Este pequeño archipiélago cerca de Estambul es un destino perfecto para pasar un día tranquilo en verano. Las islas son un remanso de paz que contrasta con el caos de las calles del centro. De hecho, no se permite la circulación de coches por sus calles. Gracias a su ambiente relajado, han sido durante siglos destino vacacional de la realeza. Pasear junto al mar y disfrutar de riquísima comida turca suena como la excursión perfecta
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Otro lugar con encanto que puedes conocer lejos del centro de la ciudad es el distrito de Bebek. Es una zona de vacaciones muy popular entre los más adinerados de Estambul. Hay un montón de casas y apartamentos encantadores con vistas al Bósforo, además de cafeterías, restaurantes y rutas de senderismo panorámicas. ¡Ideal para alejarse del bullicio del centro histórico! Se puede llegar fácilmente en autobús en unos 50 minutos.
A tocar de Bebek hay un gran castillo medieval alzado para proteger Constantinopla de posibles invasiones. Es una construcción enorme con unas vistas preciosas gracias a su localización en la orilla del Bósforo. La entrada solo cuesta 50 liras (2,50€ aproximadamente) y está incluida en el Museum Pass.
La forma más práctica de conocer este lugar es reservando una excursión que te llevará también al precioso bosque de Belgrado. Es un plan genial que hacer en Estambul para pasar un día más tranquilo a las afueras.
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La entrada 30 cosas que hacer en Estambul se publicó primero en Los Traveleros.