Es bien conocido qué en Amsterdam hay casi una bicicleta por persona, aquí te cuento si esta ciudad tan acostumbrada a los ciclistas es posible visitar desde una silla de ruedas.
Lo primero que hicimos al llegar fue conseguir nuestro boleto para el transporte público, éste lo puedes adquirir virtual con la app de GVB o como nosotros en algún punto de venta. Al usar el transporte debes registrar cada vez que sales y entras.
Parece cliché, pero sí la ciudad está llena de bicis, las hay de dos personas, algunas oxidadas y olvidadas y hasta decoradas.
En definitiva no te puedes perder la experiencia de ir en una por la ciudad, por mi cuenta yo nunca me he subido a una, pero Amsterdam hizo posible vivir la experiencia de rodar diferente:
Entre la gran variedad de lugares donde rentar bicis, elegimos @starbikesamsterdam, llegamos con la idea de rentar una con plataforma para subir silla (puedes ver algunas fotos en su Instagram), pero a la mera hora me pareció mejor idea rentar una tercera rueda que básicamente es un motor que se monta al frente de la silla y sin duda esta fue mi parte favorita del viaje, lo disfruté muchísimo, era como un sueño para mi compartir algo así con mi pareja, él en su bici y yo en mi silla, pero podíamos ir a la misma velocidad.
La visita se me hizo súper interesante utilizando la app en el teléfono y mis audífonos, con el audio te cuentan la historia detrás de las pinturas y detalles que a veces pueden pasar desapercibidos.
Yo creo que lleva más de un día recorrer todo el lugar, por lo que la app aquí también es de gran ayuda ya que puedes elegir ir a puntos culminantes y minimizar el tiempo.
La obra más famosa (imperdible por su gran tamaño) es ¨La Ronda de noche¨ pintada por Rembrandt, sin embargo, el museo tiene muchísimo más que ofrecer como sus obras del pasado colonial y por supuesto a Van Gogh.
Casi recorrimos todo el museo, pero al final yo ya estaba muy cansada de estar en la silla de ruedas, así que terminé de ver y escuchar las obras con la app en la comodidad del hotel, es lo chido de que los museos estén digitalizados y con acceso a todo el público, sé que nada se compara con ir al museo, pero es otra forma de acceder a ellos sin importar en donde estés.
En plena honestidad no quería chutarme otro día (de los 5 que estuvimos en la ciudad) dentro de otro museo, pero qué bueno que mi pareja me convenció porque el Museo de Historia Marítima me impresionó, muestra todo sobre la construcción y uso de los barcos, en cómo Amsterdam en el pasado fue el principal puerto comercial, que en sus barcos cazaban ballenas y transportaban millones de esclavos africanos hacia América (cerca del 10% moría por enfermedades y condiciones deplorables). En el museo tienen una réplica del barco Amsterdam, en el que pude acceder a la parte media con un elevador.
Otro museo que quería conocer era la casa de Ana Frank, sin embargo, los boletos debes comprarlos con mucho tiempo de anticipación, yo no los compré porque no estaba segura de poder entrar con la silla de ruedas, así que investigué lo que pude y como solo podría tener acceso a una pequeña parte decidí omitir la visita, afortunadamente Alan x el mundo tiene un video en donde muestra el lugar y así él me permitió conocer este memorable sitio.
En otros temas, no quiero dejar pasar dos puntos super importantes cuando viajas en una silla de ruedas, los sanitarios y lugares para comer.
Sin rodeos, encontrar un baño fue difícil, sobre todo cuando andábamos explorando la ciudad, entré varias veces al baño en el Teatro Internacional de Amsterdam donde tenían uno accesible, aunque estaba bajo llave, los meseros del bar me permitían pasar, también fui en el museo Heineken que aunque no lo visitamos pude usar baño, otra opción fue La Cruz Roja. Habían algunos baños públicos, pero no logré entrar a ninguno, estaban cerrados, se veían fuera de servicio y descuidados.
Para la comida hay de donde elegir y en general encontramos cosas buenas, lo único que no recomiendo es elegir un lugar sin antes leer las reseñas en internet, un día nosotros con mucha hambre entramos en una pizzería y a los pocos minutos de haber pedido la comida me di cuenta que habíamos caído en una trampa turista, el lugar vacío, la comida sin sabor y muy caro.
Afortunadamente aprendimos la lección y encontramos lugares ricos, recomiendo @mangia_pizza_zeedijk, @fabelfriet y un lugar de Dumplings ubicado en la calle Nassauplein 60.
El tour por los canales también fue genial, nosotros lo hicimos con la compañía Blue Boat que tienen ascensor (postearé un video en insta de cómo funcionó con la silla de ruedas) y puedes hacer el recorrido en la parte exterior o interior, yo decidí ir dentro para poder escuchar el audioguia, lo recomiendo muchísimo porque te permite conocer gran parte de la ciudad así como las casas flotantes.
La amabilidad de la gente y sus calles acostumbradas a las ruedas, hicieron de nuestro viaje a Amsterdam una experiencia única y que indudablemente volvería a repetir.
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