Todo comenzó con una invitación al estado de Jalisco para vivir desde adentro la cultura, vivir experiencias con sus playas, sus montañas, sus tragos, la gastronomía y por supuesto lo mejor de todo, su gente.
Dentro del itinerario que recibí una semana antes del viaje me llamó la atencion una de las actividades que decía “Charros de Jalisco”, algo que desconocía y que me pareció lo más extraño, comenzando por su nombre. En Colombia la palabra “Charro o Charra” cambia de sentido según la región en donde se digan, pasando por significados como Gracioso, Aburrido, Divertido o algo Malo.
El tercer día del viaje viviríamos esta experiencia, al llegar a la Federación de Charros de Jalisco en Guadalajara, descendimos del vehiculo y nos recibió un Mariachi, o al menos eso pensé, con su vestimenta tradicional, sus botas, su sombrero y toda la ornamentación que nos dejó muy intrigados ya luego entendería que no era un mariachi y cuál sería la diferencia con Charro.
Pasamos al segundo piso del edificio y aquí con su manera particular y muy paternal de hablar tanto Chui como Jorge nos explicaron la historia de la Charrería desde su pasado militar a su presente deportivo, explicándonos que son una de las líneas activas de la defensa militar del pais y un icono mundial de la cultura por la belleza de sus trajes y el trabajo con los caballos que realizan con las rutinas y exhibiciones.
Después de toda esta ilustración pasamos a la acción, sombrero en cabeza y soga en mano aprenderíamos de los mejores el arte de enlazar un toro, vaca o cualquier animal que de esta manera lo permita, comenzando la práctica con un toro de madera que mas que enlazadas nos permitió fue reírnos y disfrutar de la experiencia durante casi una hora antes de pasarnos a la sorpresa que nos tenían.
Aun con la soga en la mano e intrigados por cual era la sorpresa nos pasaron al ruedo y ahí estaba, nuestra sorpresa, que respiraba muy fuerte y sus ruidos sonaban MUUUUUU!!!. Una ternera, con su mirada cabizbaja pero con una energía que a nosotros como charros inexpertos solo nos inspiraba temor, nos esperaba para ser la protagonista de nuestra practica de enlazado.
Y que vuelve a suceder, entre risas pocos logramos enlazarla, pero lo que sí era seguro que las sonrisas y gritos de celebración no faltarían en el ruedo llenándonos de un gozo que pocas veces y en pocas actividades turísticas que ofrecen los pueblos o ciudades lo gran sacar en uno como explorador de territorios.
Al terminar la actividad, o eso pensábamos, subimos de nuevo al comedor que hace las veces también de sitio de reunion y de celebración donde nos tenían preparado un corto pero sustancioso ágape que incluía por supuesto un trago de tequila, una guitarra y la voz ronca de Jorge al ritmo de rancheras cantaba …-Pero sigo siendo el Reeeeey-… o una -Malagueña Salerooooozaaaa-. Un momento que termino en algunas lágrimas de emoción y mucho festejo por todos en el grupo.
No soy el más fan de las actividades meramente turísticas o como las llama Alan “Trampas de turista” pero si de las culturales y déjenme decirles que esta ha sido una de las que mas me he disfrutado a lo largo de los viajes que he realizado y ha sido una de las pocas que ha logrado llenarme de o alegría al ver como 2 personas orgullosas de sus raíces me muestran su tradición y su cultura de la manera en como Jorge y Chui lo hicieron en Charros de Jalisco.
Les he contado mi experiencia porque quisiera que todos y todas pudieran vivirla y disfrutarla y por favor si van denle un fuerte abrazo a este par de Charros y díganles que desde Colombia les mandamos un saludo muy especial. Por aquí les dejos su perfil para que se animen y charreen. @entre.charros
“UN PUEBLO SIN TRADICIÓN ES UN PUEBLO SIN PORVENIR” ALBERTO LLERAS CAMARGO
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