Por: @monytodoterreno
He visitado varios lugares en mi silla de ruedas, la mayoría de esos viajes los realicé cuando vivía en México y recuerdo que cada vez que salía tenía la certeza de que en unos cuantos días o semanas iba a regresar a casa. Sin embargo, poco antes de la pandemia pase de ser turista a emigrante ¿La razón? Me enamoré, sí, así de cursi, encontré el amor viajando y después de un tiempo de relación a distancia decidimos mudarnos juntos, pero la decisión de dónde vivir (si en México o en Austria, su país de origen) fue una decisión difícil de tomar, pues influyen muchas cosas como el idioma, la personalidad de cada uno o el empleo.
Él tenía (tiene) un trabajo fijo en su país y no habla Español, yo estoy acostumbrada a trabajar a distancia, por ese motivo, además de que en Austria sobrevives con inglés, fui yo la que terminé moviéndome a su país, otra de las cosas que descubrí es que la accesibilidad para personas en silla de ruedas es muy buena. Espero en algún otro momento tener la oportunidad de contarles con más detalle el proceso de migrar, por ahora les quiero contar uno de los puntos que considero más importantes: Encontrar trabajo.
Antes de comenzar les pido tengan en cuenta que esta es mi experiencia, seguramente habrá otras personas que lo vivan diferente, yo solo compartiré como poco a poco he ido encontrando mi lugar en una cultura que es muy diferente a la mía.
Los primeros dos años estuve mandando mi CV a escuelas, museos, organizaciones y la realidad es que al pasar los meses muy pocas, es más casi ninguna, me contestaban los correos, estábamos en plena pandemia y no tenía muchas opciones.
Los trabajos más comunes de conseguir como extranjera/estudiante son de mesera (o) ó Au pair, pero por la silla de ruedas se me complicaba ser considerada para estos trabajos.
Pasaba el tiempo y mis ingresos eran limitados, mi pareja me apoyaba, pero poco a poco me fui desesperando porque pasaban los meses y yo no conseguía trabajo, así que comencé a buscar otras opciones, una de ellas fue dar clases de inglés en línea, tenía bastantes solicitudes y me encantaba seguir en mi ámbito, además como pasaba la mayor parte del tiempo sola en el departamento, conectarme con mis estudiantes era una de mis horas favoritas del día.
Por otra parte, también usé uno de mis hobbies como motivación, comencé a vender muñecos tejidos, pegó muy bien y vendí bastantes, hasta hoy en día me siguen pidiendo, sin embargo, conllevan bastante tiempo de elaboración y como negocio no es muy conveniente. Si bien estas dos actividades no me dejaban mucho económicamente, me mantuvieron centrada y le daban sentido a mis días.
Estando acá, a veces me gana la tristeza, la añoranza por mi familia, amigos, comida, además, como seguro a más de uno de nosotros le ha pasado, la temporada de búsqueda de trabajo es dura, recuerdo que en una entrevista en un hotel Hilton (fea experiencia) pasaba por mi cabeza ¿qué hago aquí? en México daba clases, estaba rodeada de personas motivadas, con las que compartía y me divertía, la gente aquí a veces puede ser fría, sin empatía ni interés por los demás (no todos por supuesto), en esa entrevista no me dieron el puesto de trabajo y por favor créanme cuando les digo que pienso que fue porque uso silla de ruedas, pues la persona con la que iba a trabajar decía que no podría con las actividades. Me sentí discriminada.
Después de un bajón emocional, me dediqué a seguir buscando y sobre todo a aprender el idioma porque ese es un factor determinante. Así durante dos años iba haciendo trabajos chiquitos, incluso trabajé unos cuantos días en un cortometraje. Hasta que en Octubre del 2022 sucedió lo impensable, me llamaron para otra entrevista en el mismo hotel, yo estaba muy nerviosa por el recuerdo de la primera mala experiencia, pero ahora me buscaban para otro puesto, yo pensaba que ni me iban a contratar porque pedían un buen nivel de alemán, cosa que yo aún no tengo.
Con nervios y todo, pero fui. Ese mismo día me dieron el sí y así obtuve mi primer empleo oficial en Austria como Coordinadora de convenciones y eventos. Han pasado 8 meses de mucho aprender, atiendo eventos con clientes de varias partes del mundo, trabajo para los tres hoteles de la cadena en la ciudad, tengo varios beneficios como descuentos en cualquier Hilton del mundo.
El trabajo en sí mismo me gusta, sin embargo, a pesar de estar agradecida por la oportunidad me ha costado mucho adaptarme al ambiente, en mi día a día la verdad casi no hablo con mis compañeras y compañeros, al principio me esforcé por conectar con la gente, aún no sé porque no se me da la socialización aquí, le pregunté a mi psicóloga ¿seré yo? Ella que me ha acompañado semana tras semana durante estos años me dijo: No Mónica, por lo que has hablado aquí no hay un adecuado ambiente de trabajo. También algunos de los clientes, incluso me atrevo a decir que, son racistas y se enojan o burlan cuando les pido hablar en inglés en vez de alemán, una vez una señora durante una llamada me preguntó sarcásticamente “¿a qué país estoy llamando? Estás en Austria, deberías hablar alemán”, yo le iba a contestar que estaba hablando a un hotel internacional, pero me contuve porque en ese momento me tomó por sorpresa y no quería darle importancia. He trabajado mucho y me esforcé lo que pude, pero hace unas semanas decidí que es tiempo de decir adiós.
Casi como mandado del cielo, otra oportunidad de empleo se presentó, está vez en escuelas participando en talleres a favor de la inclusión de niñas y niños con discapacidad (ahora sí como decimos en México, mi mero mole), aún me quedan un par de meses en el Hilton y aunque tengo miedo porque a veces dudo de estar tomando la decisión correcta (al final del día la renta no se paga sola), quiero disfrutar de lo que me queda ahí. Volteando hacia atrás no todo está perdido, mejoré un poquitito el Alemán y si algo he aprendido es que es necesario ser paciente y buena conmigo misma, recuerdo que al llegar a este país pensé que todo iba a ser más rápido, que iba a aprender el idioma rápido, encontrar trabajo, hacer amistades y adaptarme rápido y no, ha sido todo lo contrario, me ha sido importante reconocer que me estoy esforzando y que voy a mi propio ritmo y sí para que las cosas sucedan se requiere de nuestra iniciativa, perseverancia y constancia, pero también de tiempo y paciencia.
Recopilando esta experiencia aquí te dejo 5 tips a la hora de buscar trabajo en otro país:
Como pudiste leer, para mí ha sido todo un reto, pero sin duda, vivir en otro país es una experiencia que te cambia como persona, cuéntanos ¿te gustaría vivir en otro lugar? Y si estás en otro país, ¿has vivido algo similar?
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