En Vejer de la Frontera, en Cádiz (España) hay un lugar en el bosque como ningún otro. En el pasado fue un campo militar y hoy una dehesa que sirve como espacio museístico y atelier de artistas: un bosque de pinos mediterráneos, de encinos y alcornoques, entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico en la provincia de Cádiz con la costa norte de África.
La Fundación Montenmedio Contemporánea busca que la relación entre la naturaleza y el arte contemporáneo sea cada vez más íntima, porque desde los inicios de la historia del arte, esta unión ha sido el espacio donde se dialogan, nutren y comparten las ideas que marcan a una sociedad.
A través de proyectos de “sitio específico” (es decir, que están hechos especialmente para el espacio), los artistas salen de las salas convencionales para entrar en sintonía con el medio que los rodea creando piezas de arte absolutamente especiales. Visitar este bosque te transporta a ese momento de la infancia cuando jugabas a encontrar un tesoro, porque a cada paso te encuentras con una sorpresa “artística”.
Me recordó a dos proyectos similares, el Kistefos Museum en Noruega o Storm King ubicado en el norte de NY. El primero es una ex-fábrica de celulosa que desde 1996 es el museo al aire libre más grande de los países nórdicos gracias a su parque de esculturas contemporáneas y el segundo es un espacio de 500 acres que también cuenta con esculturas al aire libre y proyectos de sitio específico.
Sin embargo, la Fundación Montenmedio Contemporánea da completamente otra sensación. Aquí caminas hasta toparte con obras maravillosas hechas desde la naturaleza de artistas como Marina Abramovic, Santiago Sierra, Olafur Elliasson, Sol LeWitt o uno de los pocos Skyspace que James Turrell ha instalado por el mundo.
Pero hay otros artistas que han dejado huella en la historia del espacio. La Fundación cuenta con una colección de obras de la autoría de más de 40 artistas y que incluyen piezas como esculturas, instalaciones, fotografía, video, performance, proyectos de arquitectura en la naturaleza, entre otros.
Su fundadora es Jimena Blázquez Abascal, coleccionista y mecenas del arte. Tiene muy claro que el apoyo al desarrollo de los artistas y sus procesos creativos es esencial, por lo que se ha vuelto una especie de hada madrina y protectora de las artes. Además de haber creado la Fundación y este espectacular bosque de arte; Jimena se la pasa dando pláticas en torno al coleccionismo, el arte y el mecenazgo. Su compromiso y determinación la ha llevado a ganar premios y yo la celebro, porque no es fácil lograr lo que ella ha hecho para que el ecosistema del arte siga girando y avanzando a donde tiene que llegar.
Por si fuera poco, en la Fundación tienen talleres y recorridos guiados, recitales y conciertos en vivo. También buscan que la comunidad que rodea a la Fundación se acerque y la vea como un lugar seguro donde puedan aprender sobre arte contemporáneo.
Espero que las imágenes hagan que se les antoje muchísimo visitar este sitio, porque a pesar de que sea un secreto muy bien guardado de España y el sur de Europa, estar ahí es una experiencia tan mágica que me encantaría que más gente tenga la oportunidad de vivirla.
Karen Huber,
Galerista y promotora cultural
@karenhuber_
Fotografías cortesía de Karen Huber e internet
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