El pasado verano decidí viajar a Lucerna en Suiza. Si bien este país es uno de los más caros en cuanto al turismo, quiero compartir como fue mi experiencia al conocer una de las ciudades que había visto en programas y videos en YouTube.
Este viaje comenzó en Lyon, Francia. Había pasado unos días conociendo la segunda ciudad más habitada del país galo, cuando compré en su terminal de transporte un pasaje hacía Berna, ya que, las salidas desde esta ciudad fronteriza con Suiza hasta Lucerna en bus pueden tomar hasta diez horas.
Una vez llegado a Berna después de 5 horas de viaje (en cuya mayoría de estas, pase durmiendo), la compañía de buses Flixbus no te dejará en el centro de la ciudad, si no en las afueras, por lo cual, se deberá tomar un bus que te lleve a una de las principales estaciones de tren. Lo bueno de esto, es que, si no cuentas con la moneda local, las máquinas dispensadoras de estos billetes pueden encontrarse en plena calle y permiten pagar con tarjeta de crédito o débito.
Una vez en la estación Bahnhof, puede intimidarte un poco, por la gran cantidad de personas que están en constante movimiento en su interior; si no sabes a dónde dirigirte para comprar el billete hacía Lucerna, y como yo, que en ocasiones me parece complejo reservar el tren con anticipación en las plataformas digitales, la oficina de turismo dentro de la estación puede ser un gran aliado. Su personal es muy amable y puede ayudarte a conseguir un pasaje hacía Lucerna, además de pagar en la oficina el costo de estos. Una vez conseguido el billete hacía Lucerna, es recomendable ir hacia las plataformas para identificar desde donde saldrá el tren, estos salen cada hora desde Berna y la duración del viaje es alrededor de una hora y veinte minutos.
Llegamos a Lucerna hacía las tres de la tarde, nos dirigimos a nuestro hospedaje que era una residencia de huéspedes, cuya administración estaba a cargo de un hotel que se encontraba frente al mismo. Cabe resaltar que me llamó mucho la atención la amabilidad y disposición de la recepción, ya que, en ocasiones se asocia que la gente en Suiza suele ser un poco fría en el trato hacía los extranjeros; la reservación se hizo con bastante anticipación, lo cual recomiendo hacer, por que el alojamiento te hace entrega de un código QR, donde están tus datos y por el tiempo en que estés alojado en la ciudad, puedes utilizar el transporte público sin pagar y acceder a la red Wifi que hay en el centro de la ciudad y en los sitios emblemáticos.
Ese día hicimos un poco de turismo, conociendo algunos lugares que a simple vista puedes ver a la llegada de la ciudad como lo es Kapellbrücke o Puente de la Capilla, el Lago de los 4 cantones, que es donde se asienta esta fotogénica ciudad. Entre otros atractivos que estaban muy cerca uno de otros, la mayor parte de lo que puede conocer en esta ciudad fue de manera gratuita, ya que, solamente me quedaba una noche, decidí conocer aquello que no necesitara de filas o lugares que fueran al aire libre, si bien me faltaron muchos lugares por conocer. Espero volver algún día para completar mi visita en esta linda ciudad.
En el segundo día de visita en Lucerna, completamos el itinerario que habíamos presupuestado para conocer ciertos lugares que fueran accesibles a nuestros pies. Por lo cual, después de un desayuno, nos dirigimos hacia la muralla Museggmauer, después de haber conocido Spreuerbrücke, un puente de madera sobre el río Reuss, el cual abastece de agua a una parte de la población.
La Muralla Museggmauer, se destaca por su fácil acceso desde la misma localidad, su entrada no tiene costo, a menos que quieres ingresar al museo, se puede acceder a ella desde unas escaleras que se encuentran después de la torre que se ve en la foto anterior o casi desde el casco antiguo de Lucerna, esta muralla tiene diferentes torres, las cuales puedes visitar una vez entres a una y camines por el sendero que va discurriendo por la muralla, desde este punto hay magnificas vista de la ciudad.
Seguimos conociendo más de Lucerna, paseando por su casco histórico donde se pueden apreciar diferentes pinturas en las fachadas de sus edificios, además de conocer las fuentes que están a lo largo del mismo y donde se puede observar a varias personas tomando agua de ellas, conocí su torre del reloj, cuyo original se encuentra en el interior en una de las torres de la muralla. A medida que nos fuimos acercando al lago de los 4 Cantones, también conocimos la Iglesia de San Leodegario, que al parecer es una de las más antiguas del país.
Sin duda el sitio que más disfruté en mi experiencia por Lucerna, fue caminar por el paseo del Lago, permite excelentes vistas hacia las montañas y conocer diferentes actividades que los residentes hacen a sus orillas, como lo es trotar sobre el medio día, los trabajadores de los diferentes comercios almuerzan en las bancas dispuestas a lo largo del paseo y en verano, la gente suele tomar el sol en los espacios verdes que hay a su alrededor.
A pesar de que es una ciudad donde los comercios cierran sobre las siete de la tarde y comer puede costarte un buen dinero, al igual que llevarle algunos recuerdos a tus familiares; Lucerna es una ciudad tranquila, con mucha gente diversa que la visita, además de un buen abrebocas si quieres conocer un poco de Suiza y la diferencia que hay entre los cantones que componen al país.
Finalizamos nuestro viaje partiendo hacía Bruselas, prometiendo que un día no muy lejano, volveremos a conocer lugares que nos faltaron por nuestro poco tiempo que le dedicamos en nuestra parada hacía Bélgica.
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